Precaución: Evangelismo carnal en boga
- Por Hernando J. Ochoa R.
- 9 nov 2017
- 2 Min. de lectura

En el 'evangelismo moderno'[1] sólo vemos un evangelio presentado en forma incompleta (a veces por ignorancia, a veces por malicia); pero uno de los errores más comunes es pretender presentar a Cristo más como un 'genio de la lámpara' que como el Dios soberano que Él es.
Promesas vacías (sin sustento bíblico) y sin sentido, tales como 'ven y tu vida (terrenal) cambiará', 'serás prosperado (económicamente)', etc., son comunes no sólo en esa evangelización, sino que se mantienen en el 'entendimiento común' de muchos que asisten a iglesias mal llamadas cristianas. Finalmente, se da alimento 'carnal'[2] a gente que nunca deja de ser 'carnal' y sólo se llama 'cristiano' por apodo y no por la obra del Espíritu Santo.
Es así que invitaciones emocionales son comunes; después de una plática motivacional (disfrazada de sermón), se hace un llamado superficial, sin sustento bíblico, para aumentar los números de "cristianos nominales". No obstante, recordemos que este acercamiento emocional le ocurrió a nuestro Señor Jesucristo: "Maestro/Señor, te seguiré adondequiera que vayas" (Lucas 9:57, Mateo 8:19).
Ante ello, ¿acaso Jesucristo le dijo, "sí ven, haz una oración y listo"? ¡No! Le hizo una clara advertencia: "Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza" (Lucas 9:58, Mateo 8:20).
No nos equivoquemos, Dios es bueno, Su voluntad también es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). Sí, Él también es nuestro buen pastor, tanto así que dio Su propia vida por nosotros (Juan 10:11). Pero cuando la gente lo seguía porque buscaban Sus milagros para ser alimentados, ¿cuál fue la respuesta? Claramente les indicó que no lo buscaban por ser Él Dios, sino por razones egoístas (Juan 6:26) y los instó a buscar las cosas eternas:
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre." (Juan 6:27)
Otro ejemplo de ello es cuando regresaron los setenta de la misión a la que Jesús los había enviado; ellos llegaron contentos por los milagros y señales que Jesús les dio potestad de hacer, mas habiéndose regocijado Él mismo en la salvación de aquéllos, los instó a lo mismo: “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.” (Lucas 10:20).
Cuando son las cosas del mundo las que nos mueven y las que nos llevan a pretender acercarnos a Dios, es más probable que el amor de Dios no esté en nosotros (1ª de Juan 2:15-17). Es el gozo de la salvación lo que hace que exista gozo en el cielo (Lucas 15:7,10) y es sólo Cristo quien nos puede brindar ese gozo auténtico (Juan 14:6, Hechos 4:12). Es así que las palabras de Pablo nos pueden sonar más asequibles, cuando escribió a la iglesia de Filipo:
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4)
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[1] No me refiero a todo el evangelismo, sino el que está de moda, principalmente en iglesias de falsa doctrina, que diluyen el evangelio bíblico.
[2] Es carnal, por el hecho de que está dirigida a lo que la carne ya de por sí desea: se ofrece el mismo deseo que el hombre natural, de por sí, busca por sí mismo.