Rezos disfrazados de oración
- Por Hernando J. Ochoa R.
- 7 oct 2016
- 2 Min. de lectura

Hoy he visto dos prácticas en redes sociales por parte de hermanos cristianos: por un lado, se comparten estudios (conferencias, predicaciones, frases, artículos, etc.) y, por otro, "oraciones" para cada día de la semana.
Los primeros son, sin duda, muy útiles, para complementar el estudio diario de la Biblia; aunque, bajo ningún concepto, deben sustituir este estudio. Gloria a Dios por los hermanos que comparten esos estudios de sana doctrina (y que redarguya a quienes comparten cosas que no son bíblicas, pero que quieren disfrazar de cristianismo).
Los segundos pueden ser peligrosos. Una práctica deleznable son los rezos, pues Jesucristo advirtió en contra de ellos (Mateo 6:7), ya que lejos de fomentar la comunión con Dios, nos apartan de Él (¿te imaginas entablar una conversación con alguien que repite incesante e irreflexivamente "Hola, ¿cómo estás?... hola, ¿cómo estás?... Hola ¿cómo estás?"?)... Claro, lo anterior, independientemente de que muchos rezos los hacen a entes espirituales que no son Dios (sólo Jesucristo es intermediario entre el Padre y el ser humano: 1 Timoteo 2:5).
Hermano cristiano, te invito a reflexionar respecto a esas "oraciones" que se comparten diariamente: ¿tu crees que los amigos católicos empezaron rezando? Yo creo que no; pienso que fue una práctica que se fue arraigando cada día hasta que se hizo 'tradición' y, como toda 'tradición católica', pretendió derogar la Palabra de Dios. Estas oraciones que se comparten están a nada de convertirse en rezos... cuidado.
Sin duda, tenemos los Salmos que son ayudas idóneas para orar; el estudio mismo de la Palabra de Dios nos llevará a una vida de oración, transformada por Dios a través de Su Santo Espíritu. Pero aún la Biblia podría convertirse en rezo y no ser una auténtica oración que nos comunica con Dios y que nos permite intimar con Él (recordemos que el 'Padre Nuestro' u 'Oración del Señor', se ha convertido en rezo).
Tengamos cuidado con los sistemas, sean oraciones escritas o dirigidas verbalmente; no son oraciones auténticas si no nos llevan a una comunión real con Dios, si no están llenas de la Palabra de Dios, si nos invitan a hacer una oración de reloj checador ('ya oré 15 minutos...'). Debemos cuidar nuestra relación con Dios, más aún que hoy, los hijos de Dios, tenemos entrada al Trono de Gracia, por la gracia y misericordia mostrada por el Padre a través de Su Hijo, Jesucristo (Hebreos 10:19-22).