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La intolerante tolerancia

  • Por Hernando J. Ochoa R.
  • 13 sept 2016
  • 10 Min. de lectura

Hace un par de años inicié una Maestría en Derecho Constitucional; como tal, esta maestría está íntimamente ligada al tema de los Derechos Humanos… reto interesante para un cristiano, ante un mundo que empuja más y más a Dios fuera de sus vidas, bajo la bandera de la tolerancia. En un inicio había tenido un tema de estudio que pronto fue recanalizado al tema central de este artículo: La intolerancia que se disfraza detrás de la bandera de la tolerancia.


Hace unos días, el 10 de septiembre para ser preciso, iglesias catalogadas como cristianas-evangélicas protagonizaron una marcha para ‘defender’ la familia, la llamaron ‘Marcha por la familia’; situación ésta que generó todo tipo de reacciones, mayormente de rechazo, en redes sociales. No, ni yo en lo personal, ni la iglesia en la que me congrego (por lo menos no oficialmente, desconozco si alguno de mis hermanos lo hizo en lo personal) participamos en la marcha… aquí explicaré por qué.


Lo cierto es que la reacción del mundo (‘mundo’, en el sentido Bíblico) ante esa marcha fue la de calificar de intolerantes a éstas iglesias y, en general, a quienes creemos en la Biblia como Palabra auténtica de Dios... Curioso, ¿no? ¿De verdad, no? Probablemente no te parezca curioso porque así lo piensas; pero hay un engaño en esta línea de pensamiento como analizo más adelante (muy arraigada aún en los más avezados en materia de Derechos Humanos).


I. La iglesia y el moralismo


Empezaré por saldar un tema importante, que explica mi decisión de no participar en este tipo de eventos. El cristianismo, gracias a un evangelio diluido que ha llegado a Latinoamérica, alimentado por un catolicismo arraigado en el latino que vive pura religión (conductas externas y no cambios en el interior, como el más puro fariseísmo), ha sido confundido con moralismo. El moralismo, en esencia, lo que procura es tener ‘mejores’ leyes, más apegadas a la Biblia, para que exista menos pecado, haciendo de éste, un ‘mundo mejor’ (similar a la imagen de Lionel Hutz, cuando pensó en un mundo sin abogados).


Esta posición pseudo-cristiana cae en diversos errores bíblicos:


1. Cuando Jesucristo encarnó en esta tierra, lo hizo como el Cordero de Dios, dispuesto a entregarse para ser inmolado por aquéllos quienes habríamos de creer en Él para salvación. Cuando las multitudes que lo seguían veían los milagros que estaba haciendo, las señales que acompañaron su mensaje, se comenzaron a dar cuenta que era el Mesías esperado y lo querían proclamar como rey. ¿Cuál fue la respuesta de Jesucristo? Él se iba al monte, cruzaba el mar o simplemente se alejaba de las multitudes… ¿Por qué? Para hacerlo en términos simples (y espero que no ofensivos): Él no sería Rey de un mundo desechable, es decir, un mundo que va a ser enjuiciado (destruido) por su pecado.


Es una necedad de este movimiento cristiano-moralista que quiera apropiarse de poder político, para cambiar las cosas; el pretender esto, es tanto como querer ocupar el lugar de nuestro Señor Jesucristo en el gobierno milenial.


2. El pretender cambiar leyes (conductas externas en la gente), es querer imponer conductas, es decir, religión y como Isaías y Pablo lo explican con suficiente claridad: la religión, no salva a nadie. Los católicos cometieron y cometen este error: (i) en la conquista, quitaron los ídolos prehispánicos, para imponer sus propias imágenes idólatras y ¿qué hicieron los indígenas? Colocaron sus ídolos de piedra detrás de las imágenes católicas o dentro del barro con el que hacían éstas; cambió su conducta, pero el corazón fue el mismo; (ii) para ‘evitar’ el sexo fuera del matrimonio, venden la barata idea de que el sexo es pecaminoso y prohíben el condón ¿qué provocan? Una serie de matrimonios católicos, entre hombre y mujeres, en los que, si usan condón, se sienten mal por ello, o bien, no lo usan y tienen multitudes de hijos que no pueden mantener.


A fin de no meter el tema de los matrimonios igualitarios en este punto, hablaré de las relaciones sexuales fuera del matrimonio: supongamos que se luchara socialmente para que se prohibieran este tipo de relaciones sexuales y la ‘orgullosa’ CDMX la aprueba porque se hubiere puesto de moda en Europa y EUA.¿Eso evitaría las relaciones sexuales extramatrimoniales?¡No!Nunca lo hizo cuando se sancionaba el adulterio… El problema bíblico es que, estando o no prohibidas estas relaciones, lo cierto es que quien las comete, por mucho ‘amor’ que tenga, necesita arrepentirse.Si lo cachan, podrá lamentarse; pero no necesariamente arrepentirse… sancionado o no, si no se arrepiente, tendrá condenación eterna.


El cambio de leyes no implica un cambio en el corazón.De nada sirve que se prohíben conductas, si en el interior el corazón sigue deseando pasionalmente hacer lo mismo y lo lleva a cabo…El pecado se consuma; sean o no sancionados, si no hay arrepentimiento, de nada sirvió la ley.


3. Desafortunadamente, la religión (la salvación basada en obras) no evita el origen del pecado; el pecado nace en el corazón (y, en el caso del adulterio, el codiciar a una mujer es pecado en sí mismo). Las leyes, insisto, no solucionan el pecado del corazón; sólo el Espíritu Santo puede provocar el nuevo nacimiento, necesario para la salvación, que otorgará al hombre un corazón de carne y quitará el corazón de piedra.


4. Una cuestión, quizás la peor de todas, es el mensaje que se mandó con una marcha así: Creer que una persona es mejor, porque es heterosexual… ¡No! La Biblia es muy clara: TODOS somos pecadores; TODOS, no hay ni uno (¡NI UNO!) bueno. Desafortunadamente, creo que este mensaje no sólo es el que se dio, sino que es el que muchas personas (cristianas) creen. Sí, Sodoma y Gomorra fueron destruidos sin previo aviso; pero el castigo sobre Capernaum será peor, porque teniendo a Jesucristo en sus calles, no Lo reconocieron ni adoraron como Dios.


Yo: un fornicario, alcohólico, tranza, idólatra, mentiroso, etc., etc., no soy mejor que un homosexual; tanto yo, como todo ser humano, necesitamos del mismo salvador: Jesucristo.Cada uno de nosotros necesitamos de Él para dejar atrás la vieja naturaleza y comenzar a vivir como a Dios Le agrada.La mentira más mínima (la ‘mentira blanca’) es un pecado y, como tal, el mismo que me condenaría por el asesinato de una persona… tanto el mentiroso, como el asesino es digno de condenación.Sólo la gracia y misericordia de Dios es la que nos puede salvar.


No sé si hasta ahora haya ofendido a alguien; pero si una persona no cree en la Biblia, ¿por qué le espantaría que le digan que cometió un pecado? Si somos congruentes con lo que vivimos, pensamos y manifestamos… a nadie que no crea que la Biblia es Palabra de Dios debería ofenderle que lo llame ‘pecador’ con la misma Palabra que desecha.


¿Lo hasta aquí dicho me hace que apoye las uniones igualitarias y la adopción por parte de parejas homosexuales? No, desde luego que no; pero no necesito meterme en cuestiones médicas, psicológicas o sociológicas para hacerlo (todas ellas me son indiferentes a la razón en la que me fundamento, aunque pienso que hay sustento para rebatir la corriente moderna). Mi desaprobación es simple: el Dios en el que yo creo, el Dios de la Biblia, lo desaprueba y, como hijo de Dios, me agrado en lo que Él se agrada y me opongo a lo que Él se opone. Pero reconozco que es una cuestión de fe; ¿Crees en la Biblia, ya sea en todo o en parte? Hazte un examen conciencia y óralo… ¿No lo crees? Oraré para que Dios quite el lazo que te impide verlo, pero nunca te forzaré a creer en lo que yo creo (eso es imponer una religión… porque las creencias no se pueden imponer).


Pienso que la marcha del 10 de septiembre, no es sino consecuencia, por un lado, del fracaso de las ‘iglesias’ que se dice cristianas sin serlo (algunas –las menos–, sinceramente equivocadas): han rebajado el evangelio a un mensaje psicológico que sea dulce al oído del mundo; han sido ‘light’ en la oposición al pecado; han sido incongruentes en su forma de vivir y un largo etcétera.


Por otro lado, también es un desconocimiento por parte de las mismas iglesias, de lo que la Biblia enseña y, consecuentemente, de Dios. Sí, el pecado aumenta, pero ¿no conoces a tu Dios? Jesucristo advirtió que la maldad se aumentaría y, aún, se ‘perfeccionaría’; no, Dios no prometió que aumentando la predicación del evangelio, los cristianos llegaríamos al poder… a Dios no le interesa dar el control de un mundo a Sus hijos, cuando éste es un mundo condenado al fracaso. Más aún, hermano cristiano, ¿no te dio Dios la oración y el ayuno como armas? ¿no confías en tu Dios? Como dijo Jesucristo, ‘¿Acaso no podría pedir a Mi Padre que mande ángeles a evitar mi muerte?’ (parafraseando). Sin duda, este tipo de leyes, en ‘pro’ de los derechos humanos son potencializadoras del pecado; pero, no te equivoques… somos sal y luz de este mundo, para defender la Verdad, predicarla y enseñarla: confía en Dios, ora y ayuna, predica la Palabra fielmente… Dios hará el resto.


II. La hipócrita tolerancia


Hermanos (de carne, no en Cristo), amigos, colegas y conocidos han repudiado la marcha, calificando a los cristianos de intolerantes… ¡Qué hipócrita es el mundo de los derechos humanos! Y me explico citando algunos ejemplos de lo que he leído:


1. Un comentario decía (parafraseando) en un cartel como los que usa Librerías Gandhi para publicidad “Leer evitará que pienses que el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer”. ¿Acaso un defensor de los derechos humanos no consideraría esto una discriminación? La discriminación es clara: denosta la capacidad intelectual de una persona, por su creencia religiosa.


2. Una imagen mostraba irónicamente que un matrimonio entre un “hombre y su hermana, y la esposa de su hermano… y sus sivientes, (etc.)… Es tradicional, mientras que uno igualitario no lo es”. Sin duda irónico, si tomamos en cuenta el comentario anterior, ¿por qué? Porque cada punto (de la Biblia, no defiendo cualquier otro libro religioso), está sacado de contexto; cada uno de ellos tiene su explicación, o bien, no fueron aprobados por Dios y, si están en la Biblia, es para demostrar una conducta incorrecta.


Sin duda, esta imagen atenta igualmente con la libertad de creencia, porque aún si fuera acertada la forma en que pone en duda lo que dice la Biblia, ¿es mejor creer en una posición y no en la otra?Más adelante explico a qué me refiero.


3. Un comentario más se lee así: “Piden que se respete su ‘derecho’ a demandar que ‘no se respete el derecho de los demás’.” Irónico, ¿no? Podría contestarse en el mismo sentido inverso: “Pide ‘acallar el derecho de manifestarse’ de otros, ejerciendo su ‘derecho a manifestar’ oposición”, ¿cómo es que uno es irónico y el otro no? ¿Por qué uno está “inn” y el otro no?


4. Muchos defienden el tema del ‘Amor’… Un debate no terminable pronto; pero acabaríamos en una cuestión de creencias: para un cristiano, el amor está basado en lo que la Biblia enseña por amor y no es subjetivo… La contraparte dirá que no, que amor es lo que cada quien siente, mientras satisfaga el placer/deseos/tendencias de la persona, está bien…


Por un lado, diría, “cuidado”, porque el hedonismo no terminaría bien.Hoy, se está permitiendo a un niño o una niña cambiar de sexo en diferentes partes del mundo, porque “se sienten diferentes”… ¿cuánto falta para que se le permita a un menor ser atraído y sentirse bien con un adulto?Sí… ya sé… es otra cosa y “nunca se llegará a eso”…Dejo la pregunta en el aire, pero me parece que no es una cuestión de categorías, es una cuestión de grados…


No obstante, reitero: no pretendo imponer mi posición por la fuerza; antes que abogado, soy cristiano, y no caminaría en ese sentido, como lo expliqué antes.Pero el exaltar “mi concepción de amor hedonista” porque es “mejor” que tu “concepción de amor bíblica porque yo no creo en la Biblia”, es igualmente discriminatoria.


Hay más amor en decirle a alguien que va a un barranco, ¡cuidado!Aunque el susto que le genere le parezca ‘poco amoroso’, que en dejarlo caer en ese barranco.Si creo que hay un barranco adelante, tengo el derecho de manifestar la existencia de un barranco, aunque nadie más lo quiera ver ( defendería NUNCA el detener a esa persona a golpes o amarrándola para que no caiga… es no es lo que estoy defendiendo).


5. Hay un calificativo que se hace a quienes nos oponemos a esta posición de los matrimonios igualitarios: “homofóbicos”. Sin duda, si hay alguno que sea homofóbico, necesita ayuda, aunque se califique de cristiano; Dios no nos mandó a condenar, sino a evangelizar, como lo expresé antes y aborrezco toda calificación denostativa en contra de los homosexuales. Sin embargo, el término homofóbico tan solo por disentir, es igualmente denostativo: no es miedo, es disenso.


Hay un problema de lógica entre ambas posiciones, absolutas ambas: por un lado, hay quien dice: ‘todos deben aceptar los matrimonios igualitarios’ y, por otro, ‘todos los matrimonios deben ser entre un hombre y una mujer’. Ambos son discriminatorios; sin duda, el segundo parece ser el más discriminatorio, porque no incluye los matrimonios igualitarios. Sin embargo, el primero también lo es.


Si bien podría responderse: “no obligamos a creer, sino a que respeten solamente”, lo cierto es que la forma en que responden a las creencias de una persona respecto al matrimonio bíblico, denostándola o menospreciando las razones en que se basa para rechazar este tipo de matrimonios, no sólo no están respetando sus creencias, sino que están buscando acallarla e imponiendo una supuesta realidad que no está demostrada. Y, aunque lo estuviera, ¿acaso una persona no tiene el derecho humano de disentir con base en sus creencias? ¿acaso una persona no tiene el derecho humano manifestar su oposición? Mucho cuidado, no estoy defendiendo el que tengan derecho a discriminar, ya sea con palabas denostativas, o bien, con acciones; sin embargo, sí defiendo mi derecho a disentir de la moda (sea hoy los matrimonios igualitarios o sea cualquier otra)… defiendo mi derecho a evangelizar, expresando lo que el Dios en el que yo creo desaprueba.


Sin duda, hay comentarios “acertados” en cuanto a lo pobre que es un argumento basado en lo que “define un diccionario”; sin embargo, los términos en los que se apuntan, denotan una ‘soberbia’ que, si fuera en sentido contrario (contra los matrimonios igualitarios), llevaría a la CONAPRED a la puerta de su casa, porque sería calificado de discriminación. No, la discriminación no se basa (por lo menos, no necesariamente) en minorías; la manifestación despreciativa en contra de una persona por cuestión de creencias y manifestación de éstas, es discriminación…


La dignidad de la persona es un concepto inacabado y que, desde mi parecer, no se acabará nunca de definir (se basa en… ¿Cómo decirlo? Modas); pero, sin lugar a dudas, una sociedad que se precie de defender los derechos humanos, defendería el derecho a la libertad de creencia y a la libertad de expresión, puesto que son indispensables para construir conceptual y, eventualmente, en forma práctica tal dignidad. El reprimir la libertad de expresión, por absurda que pueda parecer una idea, no es más que una hipócrita manera de ser intolerante, bajo la bandera de la tolerancia.


III. Reflexión final


Finalmente, quiero hacer una reflexión. Esta marcha se produjo un día antes de que se cumplieran 15 años de los atentados del 11 de septiembre. Independientemente de la posición personal, política o aún conspirativa que se pueda tener respecto a tal evento, lo cierto es que impactó a esa nación entera y, a raíz de ello, entrevistaron a la hija de un pastor (cuya teología no comparto, pero sí esto que presento), que acertadamente señaló lo siguiente:


https://www.youtube.com/watch?v=GhI4_9dFo1M


[Si no se puede escuchar o lo eliminaron de la red, puedes acceder a https://www.youtube.com/watch?v=ltL84D3LiBQ, a https://www.youtube.com/watch?v=r8vF5KE0vRY, o bien, buscar en Youtube <Graham> <dijimo> <estaba> <bien>].


[Nota: omití las citas bíblicas, porque es un artículo dirigido tanto a hermanos, como al ‘mundo’ (en sentido bíblico) y, así, evitar que fueran menos reticentes a su lectura]

 
 
 
Quién Está Detrás del Blog

Cristiano; abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho, cuyo pasatiempo favorito es el béisbol.

 

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