Cuidado con el Autoengaño

La Palabra de Dios es clara:

Santiago 4:7 "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y

huirá de vosotros."

El problema es que muchos cristianos y aún pastores, se rehúsan a este mandato indirectamente. Esto es así, debido a que olvidan que el someterse a Dios implica someterse a Su Palabra y ella aclara que el someterse a Dios implica también este mandamiento:

Efesios 5:21 "Someteos unos a otros en el temor de Dios."

Este mandato está dado en un contexto general que habla de las diversas relaciones humanas, en la familia, pero también en la iglesia (he de ahí el misterio del que habla Pablo en el v- 31). No hay grados ni jerarquías de cristianos, ni un cristiano superior a otro (Filipenses 2:3); si bien, existen dones ministeriales dentro de la iglesia (Efesios 4:11), éstos no son 'puestos' para que una persona auto-calificada como apóstol o profeta, ni aún un pastor se enseñoreen del rebaño del Señor (Mateo 20:25-28), pues no es así como nuestro Buen Pastor nos enseñó.

El pecado es sumamente engañoso y, principalmente, el que atiende al 'yo' (soberbia, orgullo, etc.) que procuramos disfrazarlo bajo un "Gloria a Dios" [Sí, escribo 'procuramos' porque es mi batalla diaria]. Como dice John MacArthur, no contamos con una 'luz roja' que se enciende en nosotros cada vez que el Espíritu Santo actúa en nosotros; por ende, si no somos guiados por la Palabra de Dios y por un grupo de hermanos maduros en nuestras vidas, no vamos a lograr distinguir la voz de nuestra carne con la que suponemos es la voz del Espíritu Santo (no sobra decir que Dios ya ha hablado lo que necesitábamos saber a través de Su Palabra).

Es por ello justamente que Dios ha ordenado a los cristianos que, cuando nos hace Sus hijos (Juan 1:12) también nos sometamos a una iglesia; así mismo, en la iglesia Dios ha ordenado la pluralidad y paridad de ancianos, pues evitarán tanto el enseñoreamiento de uno de ellos, como el autoengaño (aunque, en realidad, van de la mano).

He aquí un buen y corto video que nos ilustra sobre este engaño producido por el pecado, en un extracto de una predicación del Ps. Juan Manuel Vaz en España.

Las advertencias de Dios respecto al autoengaño son bastantes en la Biblia (estas citas las tomé en el mismo orden en que Johnathan Leeman lo hace en su libro referido en la foto de este artículo):

1 Corintios 6:9 “¿No sabéis que los injustos no he-

redarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios,

ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni

los que se echan con varones,”

Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser bur-

lado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso tam-

bién segará.”

Santiago 1:16 “Amados hermanos míos, no erréis.”

1 Corintios 3:18 “Nadie se engañe a sí mismo; si algu-

no entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase

ignorante, para que llegue a ser sabio.”

2 Timoteo 3:13 “mas los malos hombres y los engaña-

dores irán de mal en peor, engañando y siendo enga-

ñados."

1 Juan 1:8 “Si decimos que no tenemos pecado, nos

engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está

en nosotros.”

Efesios 4:22 “En cuanto a la pasada manera de vivir,

despojaos del viejo hombre, que está viciado confor-

me a los deseos engañosos,”

Tengamos cuidado, pues Hitler, Stalin, David Koresh y uno que otro jerarca de iglesias pseudo-cristianas han estado convencidos que actuaban (o actúan, en algunos casos) en el nombre de Dios; cuando la realidad demuestra que estaban actuando en el nombre de su propio dios, el ‘yo’.

Por ello, hagamos caso a la ordenanza que nos dio nuestro Señor Jesucristo (Mateo 26:41, Marcos 13:33, Marcos 14:38): velemos y oremos, mientras nos sometemos al orden que ha establecido para Su iglesia y para Sus hijos. De esta forma, Él será glorificado mientras sostiene, guía y apacienta.

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