¿Tu vida pinta muy bien?

En su predicación del viernes, en Expositores 2016, el pastor Sugel Michelén refirió a una pregunta: ¿Cómo sería una sociedad gobernada por Satanás? Y me sorprendió la respuesta.

Seguramente si uno se lo preguntará, pensaría que estaría en una decadencia mayor que la que hoy vivimos: promiscuidad en cada esquina, asesinatos al por mayor, robos cada 2 segundos, todos queriendo ser políticos mexicanos, niños decentes y respetuosos de los adultos, etc. Pero no...

Contrariamente a lo que uno pensaría (me incluyo en la estadística), realmente no sería así, sino todo lo contrario: todo estaría limpio, habría orden, no había corrupción y, aún, las iglesias estarían llenas... la única cuestión es que en ningún lado se predicaría a Jesucristo. ¿Por qué? Muy simple, porque la vida ordenada, limpia y sin problemas, no es señal de salvación. De hecho, éste es el peor engaño en que una persona puede caer: una jaula de oro que, al final de la vida terrenal, cerrará sus puertas y empezará a arder.

“Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.” – Lucas 13:25

Por una distorsión del evangelio, se comenzó a vender “tu mejor vida ahora” (referencia hecha a un libro de Joel Osteen, emblemático conferencista de este movimiento); los autoproclamados evangelistas comenzaron a hablar de un Jesucristo que no es bíblico: un dios que prácticamente traería riquezas a sus vidas, falta de problemas en la vida, una familia unida tomada de la mano yendo al mismo culto sectario los fines de semana... en fin, una forma vida que no tiene respaldo bíblico.

Como lo apuntó nuestro pastor, Reymundo Romo, en la predicación de ayer, ante tal ‘evangelismo’, ¿qué pasó? La gente comenzó a decir: “¿Dinero? No, ya tengo… no necesito a Jesús”, “¿Paz? No… mi meditación me la da…”, etc. Peor aún, muchos de los que han llegado a esos lugares pueden tener un doble efecto: se salen porque no recibieron eso que esperaban, sin querer saber más del Dios al que no conocieron, o bien, recibieron ‘algo’ de eso y se creen salvos, sin conocer al Salvador, Jesucristo. Desafortunadamente, esto se llega a presentar en muchas iglesias que engañan con ‘pseudo-frutos’ que no son el fruto del Espíritu Santo: iglesias ordenadas, limpieza, conferencistas que dan una imagen de ‘éxito’ mundano, organización impecable, radicalidad farisea, etc.; pero, lo más evidente está oculto de los asistentes: un púlpito alejado de Jesucristo. Esto no es de sorprender, puesto las ovejas de Jesucristo reconocerán Su voz (Juan 10:1-6), más ¡cómo van a reconocer la Voz de Aquél a Quien no han oído! (Romanos 10:14). Al enemigo no le importa ver iglesias llenas, mientras en éstas no se predique a Jesucristo.

En las vidas de las personas es exactamente lo mismo, la gente ‘cree’ estar en la gracia de Dios (confunden la gracia común de Dios, con la Gracia que da a Sus hijos), la gente ‘cree tener paz con uno mismo’ (pues ¡Claro! Un ladrón nunca se sentiría condenado por otro ladrón), la gente ‘cree’ estar con Dios y ‘creen’ no necesitar a Jesucristo, porque simplemente no están conscientes de su condición de pecadores. No obstante, la Palabra de Dios es fiel: no hay uno, ni uno bueno, sino que porque todos pecamos somos dignos de condenación (Romanos 3:12-23). No importa cuánto sintamos estar bien, con riquezas, con ‘amor y paz’… lo cierto es que alejados del Verdadero Dios, esa tranquilidad presente se transformará en un ‘lloro y crujir de dientes’ eterno (Mateo 8:12, 13:42, 13:50, 22:13, 24:51, 25:30).

He ahí la razón de la imagen que encabeza este breve artículo… si no nos reconocemos como pecadores, nunca conoceremos la Gracia de Dios; al fin y al cabo, como Jesucristo afirma (Mateo 9:12) ‘Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos’.

Ponía un ejemplo el pastor Miguel Núñez: dos personas están enfermas de neumonía, uno lo sabe, va al médico y se cura; el otro, por su parte, cree que sólo tiene gripa, se toma dos tés, se tapa, declara que es sano y muere… No importó su creencia, la realidad rebasó su saber y entender.

Hoy traigo a colación esta reflexión en atención a la muerte de Juan Gabriel; un hombre de éxito, adorado por las masas, amable, etc., etc., etc. Desafortunadamente, él conoció de Dios (trabajó en una iglesia metodista y estudió la Biblia) y, no obstante, rechazó al Único que lo podía haber salvado de la condenación: “Sin la gente no hay Dios (…) Creo en mí, que es lo mismo que creer en Dios (…) creo en dios, porque creo en la gente” – dijo. Enseña la Palabra de Dios que es maldito el varón que confía o cree en el hombre (Jeremías 17:5) y eso incluye a quien cree en sí mismo para salvarse por su vida de ‘hacer el bien’.

Dios haya querido que Juan Gabriel se arrepintiera antes de expirar; pero, si no lo hizo, ya no hay alternativas: no hay limbo, no hay purgatorio (no gastes en indulgencias), no hay rencarnación… la puerta le fue cerrada. En Mateo 16:26 podemos leer: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

Querido hermano, hermana o amigo, si no tienes a Jesús por Señor y Salvador de tu vida, te platico que después de que un hombre trabajó toda su vida para llenar sus graneros, Dios le hizo una pregunta que te invito a hacerte a ti mismo: “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20).

Que Dios te bendiga

------------- Referencias de la vida de Juan Gabriel: Sociedad de Autores y Compositores de México (Visible en http://www.sacm.org.mx/biografias/biografias-interior.asp?txtSocio=13621 consultado el 29 de agosto de 2016) y “Juan Gabriel: ‘Para qué pido que la gente ore si yo no creo en Dios… Creo en la gente no en Dios’ (VIDEO)” (visible en http://www.cristianosaldia.net/index.php/mundo-cristiano/juan-gabriel-pido-la-gente-ore-no-creo-dios-creo-la-gente-no-dios-video.html consultado el 29 de agosto de 2016).