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¿Qué te genera gozo en tu vida? (Lucas 10:17-20)


“Pero no os regocijéis de que los espíritus se os

sujetan, sino regocijaos de que vuestros

nombres están escritos en los cielos.” (v. 20)


En continuación con nuestro último estudio (Es mejor afinar el oído), revisábamos la comisión que les dio Nuestro Señor Jesucristo a los setenta y, en este pasaje, veremos la rendición de cuentas que dan de su misión. Ante ello, tal como lo podemos ver en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), todos habremos de rendir cuentas ante Dios de todo en nuestras vidas. En este caso, como hace con sus hijos (Juan 1:12; no sobra recordar que es una mentira el que “todos seamos hijos de Dios” – Juan 8:39-47), Dios nos ha dotado de autoridad para predicar su Evangelio (Lucas 10:9, 19, son sólo ejemplo de ello) y esa autoridad nos es dada precisamente para dar cumplimiento a la gran comisión que nos da (Mateo 28:18-20). Cómo usemos o dejemos de usar esa autoridad; en el buen, mal o ausente uso que demos a ese privilegio de predicar su Palabra, habremos de rendir cuentas a Dios, al igual que en los frutos que Le demos.


Lo primero que debemos de atender en este pasaje es cómo los enviados se maravillaron de lo hecho; pero aún y cuando mencionan, que los demonios se les sujetaban, lo cierto es que reconocen que dicha sujeción sólo es posible en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo (Efesios 1:21). Cuando otros lo intentaron hacerlo después, sin tener una relación auténtica con Cristo, no tuvieron éxito y, de hecho, salían huyendo (Hechos 19:13-16). Nunca debemos olvidar que los dones que tenemos, es precisamente porque Dios nos los ha dado y de Él proveniente; a Satanás se le olvidó que toda la luz que las joyas con las que estaba vestido, no hacían más que reflejar la Luz de Dios y, que sin Él, simplemente quedó en la oscuridad (Ezequiel 28:13-19). Esos dones provienen de Dios y por Él y para Él es que deben ser usados (Santiago 1:17).


Quizás por ello mismo es que vemos que inmediatamente, Nuestro Señor Jesucristo hace mención de como Él ve (en un presente continuo lo manifiesta en el griego original) –vio, ve y verá– caer a Satanás, como un rayo (Lucas 10:18), sin duda, haciendo referencia a lo que refiere Isaías (14:12-17), pero también a lo que sucedería con Su muerte y a lo que sucede cada vez que un alma es ganada para Cristo: Satanás es derrotado y las cadenas de opresión que tiene sobre los incrédulos caen. Es para destruir las obras del enemigo una de las razones por las que vino Jesús a esta tierra (1ª de Juan 3:8).


Pero es importante mencionar, ya que hablamos de la batalla que sostenemos como hijos de Dios en contra de Satanás (los que no lo son, no tienen batalla contra él; están sojuzgados por él y, aún, son sus propios hijos, como se mencionó al inicio), que la principal batalla que nosotros luchamos, están en la mente, en la Verdad, en la predicación del (Verdadero y, en realidad, Único) Evangelio: Efesios 6:12, 2ª de Corintios 10:3-6. Es sólo la Verdad la que te hace libre y sólo eres verdaderamente libre cuando el Hijo de Dios de da libertad (Juan 14:6, 8:32,36). Es por ello que, por un lado, hoy por hoy vemos tantas falsas doctrinas, desde el catolicismo hasta la doctrina de la prosperidad y la palabra de fe; todas maquilladas como “cristianas”, pero que tergiversan el Evangelio (Gálatas 1:8-9), que añaden doctrinas de hombres (Colosenses 2:8-23) o alterando lo que en verdad dice la Biblia (Deuteronomio 4:2; Apocalipsis 22:18). Estamos llamados a evangelizar conforme a la Palabra de Dios, sin alterarla, sin endulzarla, pues es Ella misma la que debe actuar en los creyentes (1ª de Tesalonicenses 2:13). Es una gran responsabilidad, por ello, conocer la Palabra, estudiarla y predicarla con Verdad y denuedo (Oseas 4:6, Josué 1:8).


Nuestro Señor Jesucristo sabe que nos envía como ovejas en medio de lobos rapaces (Lucas 10:3) y es por ello que nos da potestad frente al reino de las tinieblas (Lucas 10:19; Salmo 91:13-14; véanse también: Génesis 3:15; Apocalipsis12:9), para ser un instrumento de Dios para llevar a otros de las tinieblas a la Luz de Jesucristo (Colosenses 1:13). Somos la luz del mundo y la sal de la tierra (Mateo 5:13-16) para que tanta gente que se está perdiendo, encuentre a Nuestro Señor Jesucristo y no se pierda, pues sólo en Él hay salvación (Juan 3:16, 14:6).


Es una gran responsabilidad; pero también hay un gran, gran regocijo en todo ello: la vida eterna. No son los milagros y las señales (Mateo 7:21-23); ello es terrenal y se acabará una vez que muramos y, más aún, esas señales también las puede producir el enemigo (Mateo 24:24, Marcos 13:22). El verdadero regocijo es el encontrar, al morir, nuestro nombre escrito en el Libro de la Vida (Juan 1:12-13; Apocalipsis 13:8, 17:8); pues, recordemos: la Puerta (Juan 10:1-7) es estrecha (Mateo 7:13, Lucas 13:24), pocos son quienes la hallan (Mateo 7:14), aún menos los que entran en ella (Mateo 7:13), tenemos que esforzarnos por entrar en ella (Lucas 13:24) y una vez cerrada la puerta (no hay purgatorio) ya no se abrirá más (Lucas 13:25).


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Fuentes de consulta

  • Santa Biblia | Holy Bible, Edición Bilingüe | Bilingual Edition, Antigüa versión de Casiodoro de Reina (1569), Revisada por Cipriano de Valera (1602), Otras revisiones: 1862, 1909, 1960 y cotejada posteriormente con diversas traducciones y con textos en hebreo y griego, Revisión 1960 | Authorized King James Version Translated out of the original tongues and with previous translations diligently compared and revised, Ed. Holman Bible Publishers, Tenesse, 2011; p. 1466.

  • Biblia de Estudio de la Vida Plena, Antigüa versión de Casiodoro de Reina (1569), Revisada por Cipriano de Valera (1602), y Cotejada posteriormente con diversas traducciones y con textos en hebreo y griego, Revisión 1960 con referencias, Redactor General Donal C. Stamps, Redactor auxiliar J. Wesley Adams, Ed. Vida, Miami, 1993; pp. 1354, 1408.

  • Biblia de Estudio de apologética, Edición General S. Leticia Calcada, Edición General de la Obre en Inglés Ted Cabal, Editores Asociados, Chad Owen Brand, E. Ray Clendenen, Paul Copan y J.P. Moreland, Ed. Holman Bible Publishers, Tenesse, 2011; p. 1397.

  • Biblia de Estudio Diario Vivir, Edición Reina Valera 1960, Ed. Tyndale, Illinois, 2011; p. 1375.

  • Henry, Mathew, Comentario Bíblico, Traducido y adaptado al castellano por Francisco Lacueva, Obra completa sin abreviar, Ed. Clie, E.U.A., 1999; p. 1294.

  • MacArthur, John, The Joys of a True Disciple, sermón de fecha 29 de junio de 2003, disponible en http://www.gty.org/resources/sermons/42-137/the-joys-of-a-true-disciple (escuchado el 30 de julio de 2015).

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