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Jesús reprende a Jacobo y a Juan (Lucas 9:51-56)

“Entonces volviéndose Él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.” (vv. 55-56)

Después de que Nuestro Señor Jesucristo había subido al monte y hablado con Moisés y Elías (quienes comentaron con Él acerca de su partida – Lucas 9:30-31), se dirigió con firme determinación a Jerusalén, donde padecería por todos nosotros. Era claro que estaba consciente de que Le recibirían en los Cielos, viendo el gozo que tendría por delante y que se sentaría a la Diestra del Padre (1ª Timoteo 3:16 y Hebreos 12:2).


No obstante, para llegar, habría de pasar por una aldea de samaritanos (raza surgida de la mezcla de judíos con gentiles, después de su regreso de Asiria y que, por ende, eran rechazados por los judíos puros) y, para posar ahí, mandó unos mensajeros. Los aldeanos samaritanos Lo rechazaron. Las razones por las cuales lo rechazaron pueden ser su odio a los judíos, la prohibición que Jesús mismo dio a sus discípulos (Mateo 10:5) o el hecho de que sabían que Jesús quería llegar a Jerusalén a las fiestas, cuando los samaritanos creían que el lugar legítimo de culto era Gerizim. Lo cierto es que, predisposiciones y prejuicios les impidieron convivir aunque sea un poco de tiempo con Dios en la tierra. Esto nos debe de hacer reflexionar acerca de qué es lo que nos puede apartar de pasar un tiempo con Nuestro Señor, por lo menos, un día a la semana.

Ante tal rechazo, Jacobo y Juan preguntaron a Nuestro Señor Jesucristo, si Él deseaba que “mandaran” descender fuego del cielo, como en su momento lo hizo Elías (1ª de Reyes 1:10) en contra de los aldeanos que Lo rechazaron. Si bien es cierto demostraron dependencia de Dios, al preguntar primero a Jesús si Él lo deseaba, también evidenciaron un celo que no es aprobado por Cristo. Por un lado, resulta loable la dependencia a Dios al preguntar primero a Jesús; ello es así, puesto que la declaraciones de fe positiva, como algunas sectas pregonan, no son bíblicas, sino mera metafísica cristianizada. De nada sirve la fe para satisfacer meros celos o deseos carnales; esa interpretación errónea de la Palabra ha provocado que exista gente que puede declarar prosperidad, saludo y aún existencia, sin haber consultado a Dios (secta de la doctrina de la prosperidad); cuando la Biblia claramente no se refiere a meras declaraciones positivas, sino a que todo lo debemos llevar a Dios en oración (Marcos 11:22-24) y nada funciona si no es la voluntad de Dios (1ª de Juan 3:22, 5:14).

Por otro lado, en virtud de la primera venida de Nuestro Señor Jesucristo, comenzó la era de la Gracia. Dios no desea forzar a la gente a creer en Él; por el contrario, Él, en su soberana majestad, determinó que cada quien tiene libertad de recibirle o de rechazarle (Apocalipsis 3:20; Cfr. Deuteronomio 30:19-20). Es por ello que Jesús los reprendió, puesto que cuando alguien, después de la Venida de Nuestro Señor Jesucristo, habla de venganza o de matar o hacer daño en el Nombre de Dios, es simplemente porque no Le conoce (Juan 16:2-3) y quien realmente habla de tales cosas, es un instrumento de espíritus inmundos para hacer destrucción (Juan 10:10). Es por ello que quien haya hecho matanzas en el Nombre de Jesús, simplemente blasfemó porque no Le conoce.

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Fuentes de consulta

  • Santa Biblia | Holy Bible, Edición Bilingüe | Bilingual Edition, Antigüa versión de Casiodoro de Reina (1569), Revisada por Cipriano de Valera (1602), Otras revisiones: 1862, 1909, 1960 y cotejada posteriormente con diversas traducciones y con textos en hebreo y griego, Revisión 1960 | Authorized King James Version Translated out of the original tongues and with previous translations diligently compared and revised, Ed. Holman Bible Publishers, Tenesse, 2011; p. 1465.

  • Biblia de Estudio de la Vida Plena, Antigüa versión de Casiodoro de Reina (1569), Revisada por Cipriano de Valera (1602), y Cotejada posteriormente con diversas traducciones y con textos en hebreo y griego, Revisión 1960 con referencias, Redactor General Donal C. Stamps, Redactor auxiliar J. Wesley Adams, Ed. Vida, Miami, 1993; p. 1407.

  • Biblia de Estudio de apologética, Edición General S. Leticia Calcada, Edición General de la Obre en Inglés Ted Cabal, Editores Asociados, Chad Owen Brand, E. Ray Clendenen, Paul Copan y J.P. Moreland, Ed. Holman Bible Publishers, Tenesse, 2011; p. 1393.

  • Biblia de Estudio Diario Vivir, Edición Reina Valera 1960, Ed. Tyndale, Illinois, 2011; p. 1372.

  • Henry, Mathew, Comentario Bíblico, Traducido y adaptado al castellano por Francisco Lacueva, Obra completa sin abreviar, Ed. Clie, E.U.A., 1999; pp. 1291-1292.

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